A primera vista puede parecer un tema arduo. ¿Qué desafíos le ha planteado la telenovela?
El desafío principal ha sido trabajar con un elenco de actores muy experimentados, con una importante trayectoria en el teatro, el cine y la televisión. Con algunos de ellos no había trabajado nunca. Y hemos tratado de conseguir un equilibrio entre edades, entre historias, de manera que ningún conflicto se fuera por encima de otros. Hemos querido alcanzar una armonía, porque nos interesaba que esa relación con los adultos mayores no resultara grotesca, que no fuera a desentonar con el resto de las tramas. Los adultos mayores son personas que aman, que tienen planes, que sueñan… ¡Viven! De eso se trata.
Pero hablamos de un tema que no ha sido precisamente eje de la telenovela tradicional. ¿Hasta qué punto eso plantea un riesgo?
Desde el guión tratamos que esta historia no se diferenciara de las historias de amor más habituales en las telenovelas. Tiene todos los ingredientes: intrigas, secretos, enemistades… Es una historia que comienza en los sesenta, en el proceso de alfabetización, se ve truncada en esos años y se resuelve en la contemporaneidad. Son adultos mayores que tienen familia, y cada una de esas generaciones (algunas conviven bajo un mismo techo, como es común) tiene sus propias tramas, que se relacionan unas con otras. Y no hay tramas que tengan más peso. Es como la vida misma, como pasa con todos. Cada familia tiene sus conflictos.
En esta telenovela magnificamos los deseos de vivir, de ser útiles, de seguir aportando, que tienen las personas de la tercera edad. No vemos esta etapa como fin del camino, sino como continuidad. El propio título, Vuelve a mirar, plantea la esencia: mira hacia atrás, aprende de tus errores, sigue viviendo…
¿Qué tan cómodo se siente haciendo telenovelas? ¿Cree que hace, en definitiva, telenovelas asumiendo la definición clásica del género?
A lo mejor es un disparate lo que voy a decir: me parece una irresponsabilidad de la Televisión darme dinero para hacer una telenovela. Pero hablando en serio: yo veo la telenovela como un juego. Un juego muy serio, pero un juego. Me divierto mucho haciéndolas. Las hago con mucho placer, con mucho gusto. Es el placer que tendría que sentir todo el mundo ejerciendo sus profesiones. Son procesos muy largos en los que uno forma una familia. Casi siempre se repiten los equipos de trabajo.
Y sí, es cierto que yo, respetando sus códigos, muchas veces veo la telenovela como una serie. Atendiendo las características de la puesta, de la fotografía…
Hasta hace poco tuve la maldición de los estudios de televisión, porque en Cuba ahora mismo no tenemos las posibilidades de tener estudios con todas las condiciones que necesita el género. Y esta la grabamos en exteriores, así que la disfruté más. E insisto, desde la puesta en pantalla la asumo como una serie, aunque en el guion estén los elementos de la telenovela, algo que, por supuesto, respeto.