Valientes

En el año 2020 todo cambió, sin excepción. La covid-19 transformó rutinas, separó personas, congeló besos y abrazos. En medio de la incertidumbre surgieron héroes, que sin abandonar el miedo, cerraron los ojos y dieron su paso al frente. Médicos, enfermeros, personal de la salud, voluntarios… Mario Ernesto Almeida, estudiante de periodismo, fue un nombre en esa larga lista de valientes.  

Armando Franco, entonces director de la revista Alma Máter, supo que Mario iba a entrar en un centro de aislamiento y le propuso contar diariamente, aunque fuesen solo dos párrafos, experiencias de la estancia en ese lugar. Así inició la serie “Bitácora del Alma”.

“No tenía idea de que me iba a enfrentar. Quería escribir algo más largo, pero Armando me vendió la idea y lo hicimos de esa manera. En la medida en que escribía fueron saliendo crónicas más amplias, de la manera más tradicional, y se hizo el compromiso de no bajar el tono de lo que se estaba haciendo”, cuenta el periodista a Cubadebate.

Aunque lo más importante era cumplir con las tareas asignadas, Mario estaba consciente de que escribir ayudaba a aclarar ciertas nebulosas sobre lo que era estar en un centro de aislamiento como voluntario.

“Lo más difícil, más que el cansancio, era tener que limitarme en algunos momentos de actividades grupales que hacíamos los voluntarios para despejar la mente o conocerse mejor, porque tenía que escribir el texto que salía dos o tres horas después que lo mandaba, incluso en la madrugada”.

Si preguntas por el miedo, Mario no esconde su verdad: “Lo tuve; todos lo tuvimos de alguna manera. No es un miedo que ahora pueda definir. No nos paralizó, pero si tuvimos el mínimo necesario para la preservación y el cuidado, Lo que hicimos en ese momento no fue ninguna excepción de la regla, sino simplemente los inicios de una actividad que muchos asumieron a lo largo de los meses durante el tiempo que duró esa situación en el país”.

Una mirada a la trama de “Valientes”

Lil Romero Domínguez, desde las redes sociales de la revista Alma Máter, seguía, línea a línea, cada una de las palabras que escribía Mario en la Bitácora.

Leía y pensaba: “Qué bueno sería llevar estas crónicas al audiovisual, no solo por el gran potencial narrativo que poseen, sino también por el alcance que podían tener hacia otros públicos no lectores de la revista, si llegan a la televisión de alguna manera”.

La idea no salía de su mente así que contactó con el Grupo de programas infantiles y juveniles de la TVC y les comentó la propuesta de versionar la Bitácora como una serie audiovisual. “Tanto las asesoras del grupo como el Canal Cubavisión estuvieron encantados con el proyecto y se me dio luz verde para comenzar a escribir”. Así surgió “Valientes”.

La serie, de 14 capítulos de 27 minutos de duración, recrea las vivencias de los primeros jóvenes universitarios que trabajaron de voluntarios en un Centro de aislamiento para sospechosos de covid-19 en Cuba.

“Desde el punto de vista narrativo, aunque el personaje de Sergio Alonso -el estudiante de periodismo- es el narrador, la historia es coral. Los capítulos están contados desde la perspectiva de los seis jóvenes voluntarios. La narración es fragmentada, tiene saltos a atrás y adelante típico de las series contemporáneas y los sucesos que recrea se mezclan a ratos con los textos mismos de la Bitácora en una especie de viaje íntimo y reflexivo”, explica la guionista a Cubadebate.

En cada línea del guion que escribía le añadía sucesos, peripecias y acciones a los personajes, hasta que logró organizar  una historia audiovisual. “Le di vida a personajes diversos, incluso aquellos que la Bitácora presentó sin ahondar en sus conflictos como fue el caso del personal de salud. Aunque la serie de crónicas fue el punto de partida, las historias que narra la serie sobrepasan la experiencia de Mario y sus amigos. Durante el proceso de escritura me comuniqué con otros voluntarios que aportaron más anécdotas para la serie”.

Lil Romero considera que “Valientes” se diferencia de otras historias de covid-19 en varios aspectos. “Lo primero es que en Cuba la gesta y la épica de la pandemia ha sido narrada desde el periodismo mayormente, así que contar la pandemia desde la ficción pudiera ser algo diferente. Que el periodismo sirva de inspiración y referente a la ficción no se da mucho en nuestro ecosistema de medios”.

Por otra parte, es novedoso narrar la historia desde el punto de vista de seis jóvenes voluntarios que nunca en su vida habían entrado a un Centro de aislamiento ni habían tenido contacto con prácticas de salud, de limpieza y ni nada parecido.

“No son ni superhéroes ni salvadores, son sencillamente seis muchachos muertos de miedo, pero con el imperativo personal y moral de servir a los demás. Lo tercero creo que es el tono. Aunque hay dolor en la serie, también hay humor, amistad, amor, esperanza y eso quizás pueda diferenciarla de otros productos audiovisuales globales que han hecho énfasis más en la tragedia”, explica la guionista.

Desde la óptica de Adriana; de Daliana

Foto: Cortesía del equipo de realización de la serie.

Daliana González le da vida a Adriana, una  de los seis voluntarios que cuentan la historia de “Valientes”.

“Me atrajo la historia. Me gustó mucho la manera en la que cuenta esas pequeñas acciones que hacemos por los demás y que para muchos no tienen un valor alto, pero en determinados momentos, como en el período pandémico, pueden transformar y salvar vidas”, refiere la joven actriz a Cubadebate.

Recuerda esos momentos en que leía determinadas escenas del guion con lágrimas en los ojos: esas situaciones extremas en las que se pone en juego la vida.

De Adriana, la atrapó la manera bondadosa, especial y sencilla en que transita por los diferentes conflictos de la historia. “Sabe controlar el miedo, mirar siempre el lado positivo y buscar soluciones. Me hizo admirar a Daniela, persona en la que se basa este personaje”.

Si preguntas que le aporta a su rol dentro de la serie, contesta sin vacilaciones que todo: “mis experiencias, emociones, mi interpretación, mi cuerpo y también esas inseguridades que viví durante el período pandémico y el dolor por las personas que ya no están”.

Daniela y Adriana tienen en común la necesidad de sentirse útiles, solo que cada cual lo hace desde donde aprendió. “Yo, por ejemplo, me siento útil haciendo teatro y Daniela, siendo voluntaria. Y otra cosa que compartimos es esa sensibilidad por los otros”.

También el gusto por el café, la investigación y  la literatura. Se diferencian en que Daliana no es de expresar en palabras lo que siente y no posee esa dinámica dulce de Adriana. “Soy más impulsiva, hago las cosas más rápido y, sin embargo, Adriana trata de resolverlo todo de la manera más pasiva, al igual que Daniela”.

Dice la actriz que mientras leía el guion y durante el rodaje de la serie había una pregunta en su cabeza que aún no ha podido responder: “¿Yo hubiese podido ofrecerme como voluntaria? Leer la serie me hace admirar  a cada uno de ellos”.

La actuación empezó como un juego—agrega Daliana González. “Aunque no parezca, soy un poco tímida y en esta profesión encontré una forma de expresarme. Actuar es sentirse vivo y ayudar a contar las historias de otros. Básicamente, es lo que me hace feliz”.

Sergio: El periodista voluntario

Ángel Luis Montaner trabajaba en Radio Ariguanabo en el municipio San Antonio de los Baños, cuando recibió la llamada para hacer el casting de los personajes de Sergio y Carlos. Después de probarse en escena, le dieron el rol que está inspirado en el autor de “Bitácora del Alma”.

“Este personaje y yo teníamos muchas cosas en común. Me gusta la literatura, escribir. Veo la vida como la ve Mario: intento hacer el bien para que de alguna manera todo eso se me regrese. Muchas de las cosas por las que transitó Sergio dentro de la serie las viví a partir de esas situaciones complicadas en la covid-19. Me vi en una zona roja sin postularme como voluntario para un centro de aislamiento. La incertidumbre, los cuestionamientos”, dijo Montaner en entrevista a Cubadebate.

A Sergio lo describe como un tipo noble, observador, reflexivo, que le gusta de alguna manera vivir su mundo interior.  Si bien es sociable, le gusta sentir su espacio e intimidad.  Como actor, saca las letras que escribió Mario y las convierte en voz.

“Es mi primer protagónico y significaba un compromiso mayor. Dije: ‘este tipo a mí me tiene que quedar bien porque representa la primera gran oportunidad de mi carrera’. Me atrajeron también las cualidades de este personaje que muchísimo tiene que ver conmigo y la pasión que siente a la hora de escribir”.

Para ángel Luis, otro de los retos fue lograr diferenciar la voz en off cuando narra algunas de las situaciones de los otros personajes.  

Si preguntas si haría algo distinto, refiere que cuando ve un producto terminado piensa en que podría haber hecho diferente determinada escena. No obstante: “no cambiaría nada de la serie porque aunque me volvieran a dar la oportunidad de hacerla, estaría el bichito de querer hacerlo mejor”.

La actuación se convirtió para Ángel Luis Montaner su oficio  “Es el destino inevitable que me tocó. Con ella puedo vivir personajes, historias, comunicar y transformar de alguna manera la vida de las personas”.

Marian: La Valiente en la piel de Lorena Gispert

“Fui de las últimas personas en incorporarse al elenco. Sabía que estaban en la etapa de prefilmación cuando me llamaron para saber si me interesaba el papel de uno de los seis jóvenes protagonistas y acepté complacida. Tengo aún muy poca experiencia trabajando como actriz para la televisión, y agradezco la oportunidad”, refiere la actriz Lorena Gispert.

De Marian, una de los seis voluntarios protagonistas de “Valientes”, le atrajo que era diferente a ella. Ese fue el primer reto.

“Marian es una muchacha lanzada, práctica, totalmente independiente y muy directa. No teme lo que puedan pensar de ella, o si a alguien le pueda molestar lo que tiene que decir. En mi interpretación intenté mostrar la parte sensible del personaje, que aunque lo lleva oculto, creo que muy en el fondo la tiene”.

Los puntos en común entre Lorena y Marian radican en esa capacidad de desvivirse por sus amistades y sentir un profundo amor por sus familias.

Aunque no ha visto la serie completa, está complacida con las escenas que grabó. “Siempre uno piensa que podría haber dado más de sí, que podría haberlo hecho mejor. Creo que nos pasa a buena parte de los actores. En este caso prefiero quedarme con la satisfacción de que debido a la temática de la serie, lo importante realmente es lo que crea el público cuando la vea. Sinceramente me parece que la sensibilidad con la que se trata el tema, puede llegar a tocar el corazón de la gente”.

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“Valientes” llega esta noche a las pantallas cubanas y es cuando el público, quien tiene la última palabra, valorará la calidad de esta propuesta televisiva. Necesaria, sí. Perfectible, seguro que también.

“Más que expectativas, los que hicimos la serie tenemos el deseo de honrar las heroicidades cotidianas que a veces pasan inadvertidas, echar luz sobre los sucesos pequeños, comunes que muchas personas hacen en su día a día y que nos ayudan a vivir”, asegura Lil Romero Rodríguez.

Según está hacedora de tramas, puede que para los libros de historia más tradicionales no haya nada de heroico en pasar un paño con cloro sobre una superficie, pero, “si alguien no lo hace es posible que no estuviéramos haciendo el cuento hoy. Si la serie contribuye a que nos pongamos los espejuelos que nos permitan ir por la vida viendo y admirando las tantas valentías sencillas y humildes que nos rodean, entonces nos daremos por satisfechos”.