Una exigente prueba tendrá nuestra selección nacional de fútbol cuando este 20 de noviembre se mida a Rusia en el estadio Volgograd Arena.
De acuerdo con reportes de prensa, desde hace una semana aproximadamente se habían vendido más de 22 mil entradas para disfrutar del encuentro, lo cual es un indicador claro del respaldo de los rusos a su equipo, aunque enfrente a un rival tan inesperado como Cuba.
Para ellos será la primera vez en 20 años que celebren un partido en Volgogrado, y la tercera en este 2023 como locales en fecha FIFA (victorias el 26 de marzo ante Iraq 2-0 en San Petersburgo, y el 12 de octubre a Camerún 1-0 en Moscú).
Los entrenados por el legendario Valery Karpin, apodado El Zar en sus tiempos mozos, tienen como estandartes a los mediocampistas Daler Kuzyaev (Zenit) y Aleksandr Golovin (Mónaco).
Por su parte, tras la buena participación en el nivel A de la Liga de Naciones de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Fútbol (Concacaf), los Leones del Caribe asumen el match con notables ausencias (Onel Hernández, Jorge Luis Corrales y Modesto Méndez, por ejemplo), el llamado de un nuevo legionario, el regreso de elementos importantes y la presencia de otros prácticamente desconocidos.
La mayor alegría es el regreso de Karel Espino, tras varios meses fuera de las canchas producto de una intervención quirúrgica en su rodilla derecha, y de Luis Javier Paradela, junto al llamado de Fabián Gloor, lateral derecho de 21 años nacido en Cuba y formado futbolísticamente en Suiza.
Este choque para los nuestros se asemeja a los asumidos en junio pasado contra Chile y Uruguay, rivales de mucha más envergadura que los nuestros, y probablemente también se salde con derrota como sus predecesores, pero compitiendo contra los mejores siempre se aprende.
Lo importante será que sin importar el resultado el técnico Yunielys Castillo desarrolle su plan de juego, reforzando los automatismos colectivos necesarios para consolidar el modelo que pretende implementar, y no querer buscar un triunfo que le es casi imposible, al menos en nuestro criterio.
Si sale debajo y empieza a variar su esquema creo que servirá de poco el tope, como aparentemente ocurrió luego de aquel periplo por Sudamérica, porque seguidamente la mayor de Las Antillas firmó una de sus actuaciones más decepcionantes en la Copa Oro.
Más pragmático es el análisis de que jugar contra un oponente que nos hará perder puntos en el ranking afectará al sorteo de la próxima eliminatoria mundialista, donde actualmente somos la selección peor clasificada de las que estarían en el bombo tres.
Una derrota, combinada con un buen resultado de Bermudas ante San Vicente y Granadinas podría desplazarnos hacia el bombo cuatro y obligarnos a enfrentar un grupo más fuerte.
No obstante, estamos conscientes de las enormes dificultades que existen para conseguir estos fogueos y no podemos desaprovecharlos, además de que el choque pudiera servir de vitrina a alguno de nuestros talentos, que nunca se exhiben en Europa.