Bombardeos en Gaza

Los indistintos aniversarios redondos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el genocidio nazi contra la ciudad española de Guernica este año quedan entre pálidos y burlados por la matanza preparada por el gobierno sionista israelí contra la inerme población palestina de la estrecha y abigarrada Franja de Gaza.

La respuesta de Israel a un inusual ataque de la organización Hamás, con armas de fabricación inglesa y sueca, que eran enviadas presumiblemente a Ucrania, ha causado ya hasta este domingo 10 de diciembre la muerte -el asesinato- de más de 23 000 personas, de ellas unos 10 000 niños, y heridas a otros 46 000 heridos, cuando se cuentan la cifra de los desaparecidos que están bajo los escombros y son imposibles de rescatar, por la presencia del ocupante.

Es curioso como los representantes de Naciones Unidas trasmiten su impotencia y el fracaso ante los bombardeos, mientras los pueblos se manifiestan para detener el genocidio contra los gazatíes, y alertan de que el ataque continuo de Israel contra Gaza puede llevar a una situación irreversible.

Pero apenas un par de dirigentes del organismo señalan que, con su continuado veto en el Consejo de Seguridad, además de la presencia de sus portaviones muy cerca de la región atacada, Estados Unidos es el responsable de que Tel Aviv siga su sistemática matanza en Gaza y siga eliminando a palestinos en la también ocupada Cisjordania.

Se dice, repito, que toda esta situación puede provocar un caos irreversible, pero por ahora no hay un lugar seguro en Gaza para poder subsistir.

Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, transmitía su impotencia en el foro de Doha, un encuentro de discusión anual en la capital de Qatar al que acuden líderes de todo el mundo. Guterres ha declarado en este marco, que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está “paralizado” por las divisiones geopolíticas (No mencionó a Estados Unidos), y ha llamado a una reforma de esta institución que permita a la organización actuar ante situaciones como la que se está viviendo en Gaza.

También ha destacado que, a lo largo de su mandato, ningún otro episodio de violencia ha dejado tan alto número de víctimas civiles en tan poco tiempo como lo ha hecho la ofensiva israelí contra los gazatíes, y ha vuelto a alertar de que los ataques están llevando al pueblo palestino a una situación “potencialmente irreversible”. Por último, ha comunicado que no va a cesar sus esfuerzos por lograr un alto al fuego.

Dos días antes, el Comisario General de la UNRWA, Philippe Lazaran, explicaba en una carta a la Asamblea General el colapso en el que se halla la agencia para las personas refugiadas palestinas, que alberga a 1,2 millones de palestinos desplazados en sus instalaciones. Denunciaba así el bombardeo implacable y continuo israelí contra la población de Gaza, sus infraestructuras civiles, la falta de recursos de la agencia y su propio personal, con más de 130 trabajadores asesinados por fuego israelí. Lazaran recordaba que en 35 años de trabajo en misiones humanitarias nunca había visto una situación así. “Nuestra respuesta a la situación de Gaza hoy marcará la historia de la Asamblea General y de la ONU”, afirmaba antes de implorar un alto al fuego.

MOVILIZACIONES

Las calles de Londres -la capital del cómplice británico del sionismo- se volvieron a llenar de decenas de miles de personas clamando por un alto al fuego. Un día después de que Reino Unido se abstuviera en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en la reunión extraordinaria para aprobar un alto al fuego —frustrada por el veto de Estados Unidos—, los manifestantes inundaban la capital inglesa al grito de “Palestina libre” o “Fin al asedio”.

Incluso en Tel Aviv, un grupo de jóvenes manifestantes se concentraba pidiendo el alto al fuego. En Estados Unidos, horas después del veto de su gobierno, miles de personas tomaban el puente de Brooklyn en Nueva York para exigir el fin de la masacre en Gaza. Las concentraciones en repulsa del genocidio, llegaron hasta Tokio.

En el Estado español, las manifestaciones se suceden en la ciudad de Valencia, o en toda Andalucía, mientras que, en Barcelona, cientos de personas exigieron la interrupción de las relaciones con Israel en un clima de hostigamiento policial.

Y ya que mencionamos en el inicio a Guernica, cuando el viernes 8 de octubre fracasó por culpa de Estados Unidos el primer intento del Consejo de Seguridad de la ONU para detener los bombardeos, la ciudad se vistió con los colores de la bandera palestina, mientras hacía sonar las sirenas antiaéreas por primera vez 86 años después de la masacre nazi.