Bicicletas públicas

A pocos días de haber comenzado el nuevo servicio de bicicletas públicas en la estación piloto de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (Cujae), el joven Yosvany Torres Quiñonez valora esta oportunidad para moverse dentro de la ciudad como un paso positivo que, de forma indiscutible, debe ampliarse a otros sitios densamente poblados.

Incluso, Torres Quiñonez es uno de los clientes habituales, al menos en estas primeras jornadas en la cicloestación de la Cujae, pues ya es la tercera vez que acude para alquilar las modernas y confortables bicicletas. “El transporte está muy malo, y coger una guagua hoy para llegar al trabajo o la casa temprano se hace agotador y frustrante no pocas veces”, reconoce.

Ciertamente, cuando no son secreto para nadie las fuertes tensiones que atraviesa el sector del transporte en el país debido a la escasez de recursos financieros y materiales, alternativas sostenibles como el nuevo proyecto denominado Ha’Bici-Inteliforja llegan con el objetivo de influir realmente en la cotidianidad de los habaneros y reducir así, en cierta medida, los engorrosos traslados diarios.

Y aunque se informó que los servicios comenzaron en la modalidad de renta bajo demanda en dos estaciones (Cujae y Reloj Club), para luego extender la prueba piloto, que contará con seis cicloestaciones y 300 bicicletas, a otras zonas como el reparto Abel Santamaría, Wajay y Fontanar, desde ahora este paso es una ayuda importante.

Por ejemplo, con el emplazamiento de la estación en la Cujae se supone que un número considerable de jóvenes puedan ser beneficiados, más cuando es esta una ruta altamente demandada en cualquier horario del día.

Según Michel Mirabal Rivero, estudiante de Ingeniería Hidráulica del propio recinto universitario, ubicado en las afueras del municipio de Marianao,es un buen primer paso, sobre todo, porque se toman en cuenta las necesidades de los estudiantes para moverse de un punto a otro.

Es una nueva opción –agregó– para tramos y conexiones muy frecuentadas por los cujaeños, dígase Cujae hasta el entronque con la avenida Rancho Boyeros, además de Fontanar y la Facultad de Eléctrica, la cual está distante de la sede principal de la Universidad Tecnológica.

Alejandro Perdomo Campos, presidente de la FEU en la Cujae, precisó que el proyecto también nace de los planteamientos hechos por los estudiantes en las aulas.

“De ahí que nos sintamos satisfechos porque fue algo que salió a relucir durante los debates de los congresos en las brigadas y, hasta cierto punto, se comienza a dar respuesta ahora con el nuevo servicio”, comentó.

Los precios: entre dos aguas

En sintonía con ello, durante la inauguración del proyecto el coordinador provincial en La Habana para el Desarrollo Local y la Colaboración Internacional, Luis Carlos Góngora, señaló que los principales beneficiados en los primeros tramos serán los propios jóvenes.

Sin embargo, si bien esta es una prueba piloto en la que se deberá evaluar el impacto y ajustar con el tiempo distintos factores, en opinión de otros jóvenes estudiantes los precios son desde ya uno de los puntos perfectibles.

Tampoco se está ajeno a que las bicicletas necesitan reparaciones, compras de piezas y mantenimientos sostenidos, pero realmente la evaluación de los costos debe mirarse con detenimiento crítico en algunos casos puntuales.

Según Alejandro Martínez Carvajal y Yeisson Rodríguez Fuentes, estudiantes de Ingeniería Civil en la Cujae, quienes se acercaron a la cicloestación a conocer del servicio, para un alumno que cuenta con su estipendio es casi imposible alquilar las bicicletas, pues una hora de recorrido equivale a 100 pesos cubanos, y el día completo, a 500.

Quizá en algún momento lo podamos hacer, pero no será con regularidad, dijeron.

Mientras que personas como Luis Manuel Risquet Fonseca ya se han acogido a otras ofertas interesantes en la tarifa del servicio por horas, semanas y meses de renta para acudir al trabajo diariamente, en el caso de los jóvenes estudiantes quizá sea idóneo pensar en un reajuste en las tarifas.

En tal sentido, José Luis Gutiérrez, especialista de venta en la cicloestación de la Cujae, explicó que ya están analizándolo y próximamente deben implementar un lógico descuento para los educandos. Algo que sin dudas beneficiaría aún más luego del reinicio del curso docente en las universidades, en febrero.

“Existen hoy clientes que recomiendan valorar los precios nuevamente, y está otro grupo de personas que los encuentran accesibles”, dijo José Luis. Pero, de forma general, el público ha visto con buenos ojos el servicio.

Señaló que en los primeros días ha habido una venta relativa, siendo el sábado la jornada con mayor afluencia de personas, pues se oferta a partir de ese día y hasta el lunes en la mañana el servicio por un costo de 500 pesos.

“Hay jornadas que, como promedio, en esta cicloestación (Cujae) hemos tenido ventas de 15 bicicletas, porque el servicio que más solicitan los clientes es el de uso diario (24 horas) y utilizan las bicicletas para ir a otros municipios, en labores de trabajo o también recreativas”, comentó.

Como aspecto novedoso, las bicicletas tienen en su interior un moderno chip de localización en caso de que se pierdan o extravíen y, luego de ser devueltas, son sometidas a una revisión íntegra.

Sobre ello, el también especialista de ventas Alexei Sorín aclaró que la devolución debe trascurrir en un tiempo determinado y, en caso de que el cliente lo incumpla, tiene que pagar un recargo.

El servicio de bicicletas públicas está a cargo de dos actores privados y se incluye dentro del proyecto Neomovilidad, de la Dirección General de Transporte de La Habana, el cual tiene el acompañamiento en la implementación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial.

Lo cierto es que el hecho de mantener con plena vitalidad el nuevo servicio de bicicletas públicas en La Habana requiere del esfuerzo de todos. El cuidado de estos medios está entre los aspectos principales si queremos también seguir contando con una opción sana y sostenible de movilidad.

(Tomado de Juventud Rebelde)