Turismo cubano

El turismo sigue siendo clave para paliar las dificultades derivadas de esta economía de guerra por la cual atraviesa el país. Son tiempos de corregir distorsiones y reimpulsar el panorama económico.
   
Cuba emprende un nuevo camino para su desarrollo, luego del anuncio de un grupo de medidas con tales objetivos. Ahora se trabaja en su cuidadosa implementación este 2024. Se rectifica y buscan soluciones con la convicción de que frente a la complejidad de la situación actual, para resolverla es preciso actuar, incentivar la  participación ciudadana y  contar con un control riguroso.
 
La apuesta va dirigida a ramas capaces de aportar consistentemente a la falta de liquidez financiera, un problemón con incidencia por doquier, y contribuir con ello a enfrentar el bloqueo unilateral y criminal de EE.UU., cada vez más retorcido y cuyo entramado de legislaciones “vigila” las 24 horas de cada día, de todas las semanas y los meses del año, en este caso bisiesto con 366 jornadas, para  “estrangularnos”.
   
Esa puede ser una palabra fuerte pero conlleva el peso de la verdad: más del 80 por ciento de la población cubana ha vivido en situación de estrechez por su causa. Y conforme convivimos con esa hostilidad permanente, lo hicimos durante la COVID-19 y sobrevivimos. Fuimos capaces de paliar el colosal desafío que supuso el 2023, y ahora de cara al calendario en curso se  analizan las alternativas.
   
Hubo en la etapa recién despedida buenos indicadores en el tabaco, los productos del mar, la biotecnología y la industria del ocio se reactivó, pero muy lejos del ritmo esperado y necesario.
   
Hay que desarrollar iniciativas creadoras y capacidades para cumplir los planes, si no pasan a ser simples metas que, por uno u otro argumento, pudieran quedar a medias.

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Detrás de las exportaciones de servicios profesionales en el exterior, la esfera de la recreación se muestra como puntera por su condición de captar con dinamismo divisas, a la vez que se encadena con otras actividades, que cual vagones son atraídas por la locomotora por sus requerimientos de suministros.
   
Sin obviar en modo alguno la concurrencia de eventos como la filosa guerra mediática, la crisis global hegemónica -presente igual para mercados y destinos- y el férreo hostigamiento de la Casa Blanca, la mayor de las Antillas prevé hasta diciembre  próximo recibir a tres millones 100 mil viajeros, en un plan más atemperado a ese contexto.
   
En el 2023 debían haberse recibido, hasta el 31 del último mes, alrededor de dos millones 450 mil clientes, de acuerdo con cifras del Ministerio de Economía y Planificación, de un plan inicial de tres millones 500 mil, que desde un principio pareció en extremo exagerado, en la vana ilusión de acercarnos a los más de cuatro millones 200 mil veraneantes del 2019.
   
Entre los asuntos pendientes de la industria sin chimeneas se encuentran realidades palpables como la falta de conexiones aéreas que influyan en  el aumento de los flujos de arribos internacionales, priorizar las potencialidades de Latinoamérica y Rusia; crear nuevos productos derivados en otros atractivos y aprovechar con intencionalidad las incursiones foráneas en bolsas de turismo para  promocionar a la Isla.
 
La calidad del servicio, con una empleomanía multioficio y dominadora de idiomas, es una cualidad que adorna a Cuba más allá de sus muchos atributos, en ocasiones con cierta similitud a su competencia en el área, solo que a ellos no se les restringe el acceso a los viajeros de La Unión. De hecho, el 90 por ciento de quienes vacacionan en el Caribe son estadounidenses.
   
El bloqueo sí hace daño y este es un ejemplo simple: Washington persigue lo mismo a personas que a empresas que comercien con “el enemigo”, ese somos nosotros. El tema de los cruceros lo redujeron a cero con su veto brutal. Dan justo donde duele porque saben que existe interés por la “Isla maldita” -ahora también mantenida en la lista de supuestas naciones patrocinadoras del terrorismo-, por sucesivas administraciones de Estados Unidos.

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Siendo desplazados del mercado natural, entonces hubo que buscar más allá y así van siendo habituales por estos lares los vacacionistas procedentes del este europeo y China, claro de momento en proceso de rescate tras las secuelas de la pandemia, que todavía pesan.
   
No podemos partir de ideas preconcebidas como que tenemos el mejor entorno natural y una infraestructura hotelera y extrahotelera de categoría y diversidad. Nuestros vecinos competitivos como el Caribe mexicano, República Dominicana, Centroamérica y Puerto Rico exhiben asimismo sus propuestas vacacionales y asegurados están sus clientes americanos, por eso se convoca a las huestes del ramo autóctono a desplegar acciones creativas para tener cada vez más parte del pastel. No será fácil, eso es claro. Nunca lo ha sido.
   
Durante una intervención en la Feria Internacional de Turismo de Cuba FITCuba 2023 (sesionó en Varadero en mayo pasado), el jefe de la cartera local, Juan Carlos García Granda, refería que al rubro “le corresponde un papel protagónico, porque representa el sector que más ingresos tributa a la economía nacional y uno de los ejes estratégicos del desarrollo del Archipiélago”.
   
Pues sabedores de su rol, solo resta que cada cual haga en ese frente su labor con eficiencia. Se cuenta con bondades naturales conservadas, más de 600 kilómetros de playa, un capital humano de reconocida cualificación, ciudades coloniales patrimoniales, nueve sitios Patrimonio de la Humanidad, un amplio legado histórico-cultural, alrededor de 80 mil habitaciones hoteleras y 14 polos turísticos poseedores de un potencial para 400 mil cuartos, de los cuales se ha ejecutado cerca del 20 por ciento.
   
La mayor dinámica inversionista del país en los dos decenios últimos ha sucedido, precisamente, hacia tal rubro por lo que urge corresponder a ese empeño con resultados superiores.

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Con tales avales disponemos de las herramientas para dar pelea, más cuando este constituye un destino seguro, estable políticamente y con socios foráneos que junto a nosotros han echado pie en tierra, lo que habla muy a favor de una apuesta decidida por la ínsula; y con un pueblo de fama bien ganada como hospitalario y solidario. En medio de los reclamos del desafiante contexto de hoy: el  giro está llamado a demostrar que Sí se puede.
   
En marzo del 2022, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, llamó en un balance del organismo a trabajar con creatividad. Necesitamos, dijo entonces, un turismo más innovador.
   
Como comprenderán, tal exhortación sigue vigente teniendo en cuenta el escenario convulso que vive la Antilla Mayor, donde el sector tiene definido su encargo estatal. No hay de otra: el turismo cubano debe ampliar sus horizontes y resolver los asuntos pendientes.